Amor real.

Es incluso dulce, digo, esta idea de amar a otra persona simplemente porque existe, porque respira, porque habita el mundo en el mismo momento que vos, porque en algún tiempo sus caminos se cruzaron y tuviste la suerte de escuchar su voz, de observar como su mirada se llenaba de brillo cuando hablaba de lo que le apasiona, de coincidir entre tanta gente, de conocerlo, descubrirlo, quererlo.

Es hasta humano, digo, esta idea de amar a otra persona sólo por el hecho de hacerlo, aún sabiendo que es más posible que los caminos jamás se crucen otra vez, que poco a poco te olvides del tono de su voz, que otro sea ya quién lo observe con la mirada apasionada, que otras sean las cosas que lo apasionen, y que algún día no quede más nada de la persona que solías querer salvo un recuerdo de alguien que ya maduró, creció y cambió.

Es incluso valiente, esta idea de amar a alguien sin esperar nada a cambio, sin estar pensando en si va a serte devuelto o necesitando una reciprocidad: Sólo porque lo haces, y no te debería dar miedo hacerlo, deberías comprender que no hay vergüenza en querer, deberías saber que nadie tiene que sentirse humillado por algo tan lindo como guardar cariño.

Y habla mucho de un acto desinteresado, digo, lo que te está pasando. El querer desde lejos, a la distancia, sin poseer, deseando con una parte tuya que fuera mutuo, pero sintiéndote igual aunque no lo puede ser. Debería decirlo, gritarlo, exponerlo, escribirlo, cantarlo. Deberías sentirte cómodo con lo que te pasa en el corazón. Lo que haces es dulce, es humano, es valiente, pero sobre todo, es desinteresado. Entonces, no te escondas, ni lo escondas. Estás queriendo a otra persona simplemente porque existe, y ese es el acto de amor más real que vas a llegar a experimentar. Lo que sentís va a dejar de doler, porque los sentimientos fluctúan, y algún día cuando menos lo esperes, así de mucho alguien te va a saber amar.