Crónica de una persona con ansiedad social

Siempre lista/o para resolver los problemas de todos, para estar ahí para los demás.

Para no incomodar nunca a nadie, para ser querida o necesitada por todos.

Siempre, aunque doliera mucho.

Siempre, a pesar del cansancio. Postergándose, infinitamente.

Hasta que un día su cuerpo no pudo sostener más ese camino.

Y aparecieron múltiples enfermedades que no respondían al tratamiento médico.

Es que no eran bacterias, ni el metabolismo, ni virus...

Era stress, fatiga, agobio, frustración, angustia, miedo.

Nadie se dió cuenta.

Todos pensaban que ella siempre podía dar mas, que era la más fuerte, que no necesitaba a nadie.

En esa soledad de abrazos que nunca llegaban, de una calma o descanso no permitido, de una demanda que nunca cesaba, de lágrimas que nunca vieron, ella tocó fondo.

Pasó a ser la "loca", la que tenía crisis injustificadas, la que todos mandaban al psiquiatra.

Y en ese fondo de angustia e impotencia, pudo "darse cuenta".

Darse cuenta que cuando no hay otros que contengan, cuando no hay reciprocidad no vale la pena el esfuerzo.

Darse cuenta que el tiempo no tienen que dárselo, ella tiene que tomarlo.

Que no sirve esperar que el otro haga lo que ella haría.

Darse cuenta que a veces, los "no" son necesarios.

La abnegación puede ser una virtud moral, pero nada tiene que ver con la salud mental, eso ess sacrificio yel sacrificio constante duele, enferma y mata lentamente.

Ten presente algo cuando das la vida por otro, pierdes la tuya.

Es como un suicidio en cámara lenta.

Es morirse un poco todos los días. Sacrificio, dolor, pérdida de tiempo para uno mismo.

Ese no es el camino, no debe serlo si queremos conservar la salud.

Autor desconocido