Yo soy el autor/a

El título del desarrollo teórico era: “De nudos y entramados: condiciones de posibilidad”

(Des)enlaces posibles:  (conclusión)

A lo largo del recorrido se plantea que el creciente debe afrontar diferentes trabajos: historizar(se), inscribir(se), elaborar(se) y construir(se). Donde lo común de cada verbo y de cada momento de la vida del adolescente es el (se) sin tilde, porque al principio es un no saber ante una novedad radical que irrumpe como tsunami de fuego que genitaliza lo infantil ante una impreparación del “yo” que deviene en vacío psíquico lleno de varios “(no) sé”, con tilde. Contradicción aparente pero fiel ilustración del acontecimiento: lo puberal ese fuego que en su arder pulsa por el retorno de las representaciones infantiles incestuosas, y lo adolescente mar de creatividad que pone en juego la sublimación dando lugar a fantasías, sueños y creaciones adolescentes. Finalmente, la juventud ese tiempo lógico donde se exploran territorios por fuera de lo familiar y donde la pareja ya no es un objeto parcial complementario, sino que en su alteridad deviene un otro sujeto de deseo que, junto con el yo del creciente, devienen sujetos de vínculo. En otras palabras, búsqueda del amor, al principio de objetos devenidos “cosa” como auxiliar de una satisfacción narcisista. Luego, proceso de construcción que busca un encuentro con un otro que deviene altero, sujeto diferenciado del sí mismo del creciente, un otro en todo su esplendor que ilumina y guía “al Zeppelin en su vuelo errático sobre un mundo roto”, y con caminos de idas y vueltas que se vuelven transitables a luz del amor adolescente. Un amor idealizado, en el que se pueden jugar repeticiones de sedimentos de lo infantil incestuoso, pero un amor que es motor de posibilidades que estructuran y constituyen la vida (psíquica) del creciente. Las (in)fluencias que llegan desde las herencias familiares se juegan en el proceso de la sexuación. Los paréntesis como reflejo de bordes que encierran fantasías inconscientes latentes que posibilitan modos en los vínculos intersubjetivos con los pares: “tiene amigos, un montón”. El adolescente tiene derecho a “estar sentado esperando que pase el rato”, pues, es propio del (entre)tiempo que se pone en juego. Pero también debe levantarse y asumir un papel activo en la apropiación de sus “sombras y secretos” (historia infantil y heredada), en pos de construir un futuro que posibilite nuevas historias.